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Una empresa no solo genera valor monetario para el accionista y satisfacción para el consumidor. Una empresa que agrega valor mejora la vida de las personas con sus productos y servicios. Hay una multitud de planos en que contribuye a mejorar la autopercepción de los demás actores que la rodean –los stakeholders.
Gerentes, profesionales, trabajadores, proveedores de bienes y servicios, bancos, inversores, las comunidades cercanas se benefician con su interacción con la empresa, que además paga impuestos y genera su propia estela de perspectivas favorables, esperanzas y promesas de un futuro mejor.
Cada vez que se cierra una empresa se pierde algo más que activos y empleos, se pierde optimismo, se malogran perspectivas, se reduce el dinamismo de la sociedad. El Estado nunca puede tener ese mismo rol; tiene otros, que son quizás más importantes. Pero el papel central de la empresa al generar el complejo valor social del que habla este libro es irreemplazable.
Este concepto no debe ser de interés solamente para los estudiantes y estudiosos del management. Le da un nuevo sentido a la acción del empresario, y motivación a sus empleados, proveedores y clientes. Por ende, aporta una visión más ampliada a quienes lo financian (Bancos e inversores). Y tiene que llevar a un cambio de actitud generalizada en la opinión pública y de las políticas públicas que no pueden seguir ignorando o combatiendo a la empresa privada, cuyo valor indispensable está a riesgo de perderse y, con él, la promesa de un desarrollo equilibrado y sustentable de la sociedad.