03 cuotas sin interés O 10% OFF en efectivo/transferencia - Envío gratis a partir de los $50.000

156 páginas. 

Prefacio de Fernando Díaz Villanueva
Basándose en una amplia documentación, el Autor desarrolla una tesis radicalmente contraria a la opinión dominante, es decir, que, a pesar de la mortal enemistad que los separaba, el comunismo y el nazismo tenían el mismo enemigo: la sociedad burguesa, y el mismo objetivo de purificar el mundo a través de un terror catártico. De ahí la institucionalización del universo concentracionario, en el que debían ser descargados todos los elementos corrompidos y corruptores, así como la idea de la revolución como proceso catastrófico-palingenésico que había de desembocar, después de aniquilar la totalidad existente, en la creación de una humanidad transfigurada: Tout détruire pour tout refaire à neuf. Tras el pretexto de la «raza» o de la «clase social», de la plena regeneración y de la creación de un «hombre nuevo», un mismo bestial totalitarismo.

Lenin y Hitler. Los dos rostros del totalitarismo. Luciano Pellicani.

$15.000,00
$13.500,00 con Efectivo o transferencia.
Envío gratis superando los $50.000,00
No acumulable con otras promociones
Lenin y Hitler. Los dos rostros del totalitarismo. Luciano Pellicani. $15.000,00
Entregas para el CP:

Medios de envío

  • Librería Libertatis Avenida Álvarez Thomas 524. Entre Olleros y avenida Federico Lacroze (Colegiales). Local a la calle. Lunes a viernes de 10:30 a 15:00 y de 16:00 a 19:30. Sábados de 12:00 a 18:00. . Teléfono 11 27216342.

    Gratis
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

156 páginas. 

Prefacio de Fernando Díaz Villanueva
Basándose en una amplia documentación, el Autor desarrolla una tesis radicalmente contraria a la opinión dominante, es decir, que, a pesar de la mortal enemistad que los separaba, el comunismo y el nazismo tenían el mismo enemigo: la sociedad burguesa, y el mismo objetivo de purificar el mundo a través de un terror catártico. De ahí la institucionalización del universo concentracionario, en el que debían ser descargados todos los elementos corrompidos y corruptores, así como la idea de la revolución como proceso catastrófico-palingenésico que había de desembocar, después de aniquilar la totalidad existente, en la creación de una humanidad transfigurada: Tout détruire pour tout refaire à neuf. Tras el pretexto de la «raza» o de la «clase social», de la plena regeneración y de la creación de un «hombre nuevo», un mismo bestial totalitarismo.