Pág.: 192 Págs.
Encuadernación: Rústica
“La Naturaleza, por tanto, considerada con respecto a su existencia determinada, por la cual es precisamente Naturaleza, no debe ser divinizada, ni hay que considerar y presentar ni el sol, la luna, los animales, las plantas, etcétera, como obras de Dios, con preferencia a los hechos humanos. La Naturaleza, considerada en sí, en la idea, es divina; pero en el modo en que es, su ser no se corresponde con su concepto; es, por el contrario, la contradicción no resuelta. Su carácter peculiar es este mismo: el ser puesta, el de ser negación; y los antiguos concibieron, en efecto, la materia en general como el non-eus. Así la Naturaleza ha sido también definida como la caída de la idea desde sí misma, porque la idea, en esta forma de exterioridad, es inadecuada a sí misma. Sólo a aquella conciencia que es ella misma inicialmente exterior y, por consiguiente, inmediata, se le aparece la Naturaleza como lo primero, lo inmediato, como ente. Pero como quiera que también se encuentra en el elemento de la exterioridad, la Naturaleza es presentación de la idea, por lo que ciertamente se puede y se debe admirar en ella la sabiduría de Dios.”
Filosofía de la Naturaleza. Georg W. F. Hegel.
Pág.: 192 Págs.
Encuadernación: Rústica
“La Naturaleza, por tanto, considerada con respecto a su existencia determinada, por la cual es precisamente Naturaleza, no debe ser divinizada, ni hay que considerar y presentar ni el sol, la luna, los animales, las plantas, etcétera, como obras de Dios, con preferencia a los hechos humanos. La Naturaleza, considerada en sí, en la idea, es divina; pero en el modo en que es, su ser no se corresponde con su concepto; es, por el contrario, la contradicción no resuelta. Su carácter peculiar es este mismo: el ser puesta, el de ser negación; y los antiguos concibieron, en efecto, la materia en general como el non-eus. Así la Naturaleza ha sido también definida como la caída de la idea desde sí misma, porque la idea, en esta forma de exterioridad, es inadecuada a sí misma. Sólo a aquella conciencia que es ella misma inicialmente exterior y, por consiguiente, inmediata, se le aparece la Naturaleza como lo primero, lo inmediato, como ente. Pero como quiera que también se encuentra en el elemento de la exterioridad, la Naturaleza es presentación de la idea, por lo que ciertamente se puede y se debe admirar en ella la sabiduría de Dios.”
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