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256 páginas. 

Esta es una de las primeras obras de Friedrich Nietzsche y el adelanto del desarrollo de su filosofía posterior. En el texto, el filósofo se refiere al nacimiento de la tragedia griega, analizando los principios de la estética que produjo su surgimiento y las razones por las que se extinguió. La idea central que recorre su prostulado es que las dos corrientes fundamentales que rigen la creación artística son la dionisíaca y la apolínea. Para el filósofo alemán, ambas líneas estéticas se encuentran en pugna permanente a partir de la victoria del racionalismo impulsado por Eurípides y Sócrates, cuando en la tragedia griega antigua se hallaban en una relación complementaria. El máximo valor de la tragedia griega antigua es entonces que la representación que hacía de la realidad tomaba en cuenta estas dos fuerzas enfrentadas como actuantes en simultáneo (esto nos recuerda los principios de la filosofía china, en la que el Ying y el Yang son comparables respectivamente con el Dionisos y el Apolo griegos), como porciones iguales de una misma realidad. Cuando se produce la decadencia paulatina de la concepción clásica en la cultura griega, en un proceso que va desde las obras de Eurípides hasta los postulados platónicos, atravesando las doctrinas socráticas, lo apolíneo termina imponiéndose, no como un equilibrio, sino como justamente lo opuesto: un desequilibrio ocasionado por la preeminencia de lo racional, lo normativo, que implica la aniquilación de las fuerza creadora primitiva e irracional que tenía a Dionisos como símbolo. Todos los valores que hemos construido en Occidente se basarían entonces en este sojuzgamiento de una de las nombradas fuerzas ante la otra. Esta temprana concepción de Nietzsche empapará luego todo el desarrollo de su pensamiento filosófico, constituyendo el meollo y el punto de partida de todas sus doctrinas.

El origen de la tragedia. Helenismo y pesimismo. Friedrich Nietzsche.

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Esta es una de las primeras obras de Friedrich Nietzsche y el adelanto del desarrollo de su filosofía posterior. En el texto, el filósofo se refiere al nacimiento de la tragedia griega, analizando los principios de la estética que produjo su surgimiento y las razones por las que se extinguió. La idea central que recorre su prostulado es que las dos corrientes fundamentales que rigen la creación artística son la dionisíaca y la apolínea. Para el filósofo alemán, ambas líneas estéticas se encuentran en pugna permanente a partir de la victoria del racionalismo impulsado por Eurípides y Sócrates, cuando en la tragedia griega antigua se hallaban en una relación complementaria. El máximo valor de la tragedia griega antigua es entonces que la representación que hacía de la realidad tomaba en cuenta estas dos fuerzas enfrentadas como actuantes en simultáneo (esto nos recuerda los principios de la filosofía china, en la que el Ying y el Yang son comparables respectivamente con el Dionisos y el Apolo griegos), como porciones iguales de una misma realidad. Cuando se produce la decadencia paulatina de la concepción clásica en la cultura griega, en un proceso que va desde las obras de Eurípides hasta los postulados platónicos, atravesando las doctrinas socráticas, lo apolíneo termina imponiéndose, no como un equilibrio, sino como justamente lo opuesto: un desequilibrio ocasionado por la preeminencia de lo racional, lo normativo, que implica la aniquilación de las fuerza creadora primitiva e irracional que tenía a Dionisos como símbolo. Todos los valores que hemos construido en Occidente se basarían entonces en este sojuzgamiento de una de las nombradas fuerzas ante la otra. Esta temprana concepción de Nietzsche empapará luego todo el desarrollo de su pensamiento filosófico, constituyendo el meollo y el punto de partida de todas sus doctrinas.