03 cuotas sin interés O 10% OFF en efectivo/transferencia - Envío gratis a partir de los $50.000

138 páginas. 

 

¿Cuál debe ser la actitud del economista ante la política? Es evidente que las propuestas del economista, basadas en los principios de su ciencia, pueden no ser políticamente posibles, por ejemplo, por ser impopulares. Esto hace que muchos economistas, en su afán de ser políticos 'realistas', formulen propuestas de compromiso que tengan la oportunidad política de ser aceptadas. Lo grave es que esto lo hagan no como políticos, sino como economistas. El resultado ha sido una deplorable degeneración en el pensamiento económico, según ilustra el autor analizando varios temas concretos. El compromiso, que a veces puede ser una necesidad de la política, es un pecado mortal de la economía. Esta debe estar dispuesta a 'ser cruel en su expresión', abandonando toda ambigüedad ingenua o interesada. Por lo demás sólo con esta honestidad triunfa el economista a la larga.

El economista y la política. William Hutt

$16.000,00
$14.400,00 con Efectivo o transferencia.
Envío gratis superando los $50.000,00
No acumulable con otras promociones
El economista y la política. William Hutt $16.000,00
Entregas para el CP:

Medios de envío

  • Librería Libertatis Avenida Álvarez Thomas 524. Entre Olleros y avenida Federico Lacroze (Colegiales). Local a la calle. Lunes a viernes de 10:30 a 15:00 y de 16:00 a 19:30. Sábados de 12:00 a 18:00. . Teléfono 11 27216342.

    Gratis
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

138 páginas. 

 

¿Cuál debe ser la actitud del economista ante la política? Es evidente que las propuestas del economista, basadas en los principios de su ciencia, pueden no ser políticamente posibles, por ejemplo, por ser impopulares. Esto hace que muchos economistas, en su afán de ser políticos 'realistas', formulen propuestas de compromiso que tengan la oportunidad política de ser aceptadas. Lo grave es que esto lo hagan no como políticos, sino como economistas. El resultado ha sido una deplorable degeneración en el pensamiento económico, según ilustra el autor analizando varios temas concretos. El compromiso, que a veces puede ser una necesidad de la política, es un pecado mortal de la economía. Esta debe estar dispuesta a 'ser cruel en su expresión', abandonando toda ambigüedad ingenua o interesada. Por lo demás sólo con esta honestidad triunfa el economista a la larga.