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252 páginas. 

Traducción de Enrique Tierno Galván (2.ª ed.)

Esta política económica, que, contra la general oposición e incomprensión de los partidos políticos (incluido el partido del propio Erhard), los sindicatos, los empresarios, consiguió transformar en unos años a un país hundido y destrozado por la guerra en una de las primeras potencias de la economía mundial, tuvo una decidida y coherente inspiración en los principios de la libertad y de la economía de mercado. Como dice el profesor Jürgen B. Donges en el prólogo de esta nueva edición española, «Erhard era intelectualmente un liberal, se sentía adicto a las doctrinas de Alexander Rüstow, Walter Eucken, Franz Böhm y Friedrich A. Hayek, creía en la iniciativa privada, desconfiaba del Estado omnipotente, veía en el mercado y la competencia el motor del progreso económico».

Sobre tales bases, v contando con el proverbial espíritu de trabajo del pueblo alemán, los espectaculares resultados conseguidos eran una lógica consecuencia. De ahí que el propio Erhard diga que no debe hablarse de «milagro». «Lo que se ha llevado a cabo en Alemania -escribe- es todo lo contrario de un milagro. Es tan sólo la consecuencia del esfuerzo honarado de todo un pueblo que, siguiendo principios liberales, ha conquistado la posibilidad de volver a emplear iniciativas humanas, humanas energías. Por tanto, si este ejemplo alemán ha de tener algún sentido más allá de las propias fronteras, el único sentido será hacer presente al mundo entero el triunfo de la libertad humana y, de la libre movilidad de la economía.»

Bienestar para todos. Ludwig Erhard.

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Esta política económica, que, contra la general oposición e incomprensión de los partidos políticos (incluido el partido del propio Erhard), los sindicatos, los empresarios, consiguió transformar en unos años a un país hundido y destrozado por la guerra en una de las primeras potencias de la economía mundial, tuvo una decidida y coherente inspiración en los principios de la libertad y de la economía de mercado. Como dice el profesor Jürgen B. Donges en el prólogo de esta nueva edición española, «Erhard era intelectualmente un liberal, se sentía adicto a las doctrinas de Alexander Rüstow, Walter Eucken, Franz Böhm y Friedrich A. Hayek, creía en la iniciativa privada, desconfiaba del Estado omnipotente, veía en el mercado y la competencia el motor del progreso económico».

Sobre tales bases, v contando con el proverbial espíritu de trabajo del pueblo alemán, los espectaculares resultados conseguidos eran una lógica consecuencia. De ahí que el propio Erhard diga que no debe hablarse de «milagro». «Lo que se ha llevado a cabo en Alemania -escribe- es todo lo contrario de un milagro. Es tan sólo la consecuencia del esfuerzo honarado de todo un pueblo que, siguiendo principios liberales, ha conquistado la posibilidad de volver a emplear iniciativas humanas, humanas energías. Por tanto, si este ejemplo alemán ha de tener algún sentido más allá de las propias fronteras, el único sentido será hacer presente al mundo entero el triunfo de la libertad humana y, de la libre movilidad de la economía.»