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La literatura sobre Andrés Bello es muy abundante en lo que se refiere a sus ideas jurídicas y educacionales, literatura, historia o gramática. Su obra filosófica, en cambio, especialmente la Filosofía del entendimiento es mucho menos conocida y solo apareció como libro póstumamente (en vida algunas secciones se publican en El Crepúsculo en 1843). Por eso estudiar a Bello como filósofo resulta novedoso y al mismo tiempo desafiante y problemático. Arturo Ardao, José Gaos y García Bacca han publicado importantes obras sobre este tema. Los trabajos incluidos en este libro, de Carlos Ruiz, Carlos Ossandón, Marcos García de la Huerta, Cecilia Sánchez, Iñigo Álvarez y Jorge Vergara, incursionan, desde distintas perspectivas, en la obra y en la figura de bello como filósofo, entendiendo esta palabra no en el sentido disciplinario y escolar, que él mismo rechazaría, sino en un sentido amplio, próximo al de enciclopedista, por la vastedad de su saber y la multiplicidad de sus preocupaciones. Asimismo, los elementos que recorren transversalmente distintas facetas de su obra, sugieren la idea de un pensamiento no adscrito a una disciplina particular y susceptible de descifrar en términos de trabazón sistémica.